
Caminando por Saint Mandé me topé con este interesante dilema que seguramente mucha gente comparte. Como todo problema, basta con una profunda y serena observación para obtener la solución.
En este caso, la salvación viene de la placa dorada que se ve en el fondo, al lado de la puerta.

Voilà.
1 comentario:
Ahahah, excellent !
La foto es muy bien elegida.
bise, Clémentine
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