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Kuntur

- Qu’est ce que c’est?

- Un avion !

- Une aigle !

Los gritos de los transeúntes se entremezclaban en medio de la batahola habitual de la Place du Trocadéro. Los ojos en el cielo, algunos con las manos arqueadas sobre los mismos, como si de esta manera agudizarían la vista.

Intentaban descifrar la naturaleza de un objeto volador que planeaba muy por encima de sus cabezas y aún así, a la distancia, su tamaño parecía importante.


Desde lo alto el cóndor se dejaba llevar por las corrientes de aire húmedo, tan extraño para su plumaje habituado a los secos cielos andinos. Con su mirada penetrante escudriñaba los seres que se movían abajo, en el suelo.


- Excuse me… please take photo… with bird – balbuceó un turista de origen oriental entregando una cámara de fotos a un joven que estaba imitando con sus brazos las alas abiertas del ave.


Los destellos de las cámaras molestaban. Decidió cambiar el rumbo y dirigirse hacia la Torre Eiffel. Le pareció un lugar propicio para detenerse a descansar. Aleteó una, dos, tres veces como para empujar un poco aquel aire espeso, condensado alrededor de su cuerpo, suscitando exclamaciones de asombro por parte del público que lo estaba siguiendo.


La torre fue evacuada en cuestión de minutos. Con todos los rumores de amenazas terroristas que corrían últimamente en el país, las fuerzas de seguridad no quisieron tomar ningún riesgo. Si bien probablemente se trataba de un tipo de ave extraña escapada de algún zoológico cercano, era sabido que los fanáticos usaban cada vez métodos más sofisticados para alcanzar sus tenebrosos objetivos.


Infinitas cadenas de montañas, alturas silenciosas y aquel aire frío omnipresente, omnisciente.


Sobre la base de la torre ya se había aglomerado una multitud de camionetas de diferentes tipos, desde policías, bomberos y ambulancias, hasta periodistas y expertos del Ministerio de la Salud. En la televisión el Ministro del Interior aseguraba a la población que la situación estaba bajo control y que muy pronto “aquel pájaro fugitivo” volvería a su lugar. Cuando le preguntaron si algún zoológico había denunciado la fuga de un animal de aquella índole, el ministro respondió vagamente que aún era temprano para sacar conclusiones.

En el pie de la torre un escuadrón especial de la policía nacional formó una zona cerrada. Un auto de vidrios oscuros avanzó hacia el centro de dicha zona y del mismo salió un hombre munido de un chaleco antibalas y un altoparlante.

- S’il vous plaît, je vous demande de descendre d’immediat pour regler cette situation sans violence.

El ave en lo alto de la torre parecía no reaccionar a dichas palabras.

En ese instante se acercó un hombre de la Alta Autoridad de Zoológicos.

- Il s’agit d’un oiseau monsieur. Je ne pense pas qu’il comprenne le français.

Luego de una breve consulta telefónica, el hombre con el altoparlante se dirigió a los hombres que estaban apuntando sus armas hacia la cima de la torre y gritó:

- Tirez !

Los policías dispararon varias veces. El ave desplegó sus majestuosas alas que fueron agujereadas por un centenar de balas. Sintió cómo el aire húmedo se colaba por las numerosas perforaciones. Comenzó a caer.

La gente abajo lo siguió con la mirada, un ave de tamaño importante que iba cayendo y a medida que se acercaba hacia la gente, su tamaño disminuía hasta que desapareció por completo, justo por encima de sus cabezas, dejando en el aire unas plumitas marrones que bien podrían pertenecer a un gorrión.

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